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La limpieza es un paso indispensable en nuestra rutina diaria del cuidado de la piel. Es el primer paso que debemos realizar y decimos indispensable porque, sin ella, el tratamiento posterior no surtiría el efecto esperado. Vamos a examinar los distintos productos a utilizar y como aplicarlos.

Debemos llevarla a cabo dos veces al día, mañana y noche. Por la noche para eliminar todos los residuos que hemos traído con nosotros de la calle y que hemos transmitido llevándonos las manos a la cara, pero muchas y muchos nos preguntáis, ¿por qué de buena mañana?. Pues porque nuestra piel realiza su función detoxificadora de noche, eliminando así, a través de los poros, todas las toxinas que se encuentran en lo más profundo de nuestra piel. Haced la prueba del algodón, pasaos un disco desmaquillante por el rostro por la mañana teniendo la piel limpia de la noche anterior, ¡et voilà, el algodón no engaña!

Como breve introducción os recuerdo dos cositas de nuestro post sobre la piel: hay que ir en la línea del tipo de piel que tengas, no todo vale. Seguramente muchas y muchos de vosotros en algún momento habéis comprado (por recomendación de otra persona o por propio desconocimiento, a todas nos ha pasado y nos puede pasar si no nos asesoran bien) un producto que al minuto uno de utilizarlo habéis notado que no era lo que esperabais. Pues bien, no era lo que esperabais porque no era un producto adecuado a vuestro tipo de piel. Siempre hay que diferenciar entre pieles secas, normales y mixtas/grasas ya que no sólo cambian los componentes que harán que tu piel obtenga el aporte que necesita, sino que cambia también la textura que hará que sientas más o menos confort a la hora de utilizarlo.

No olvidemos recalcar que la limpieza prepara la piel para el tratamiento posterior, si no aplicáramos el tratamiento teniendo la piel limpia este no surtiría efecto, para que me entendáis, es como si no nos pusiéramos nada, pues mientras el poro esté obstruido no hay cosmético que pueda penetrar en la piel.

Y dicho esto, vamos a ver cómo realizar una limpieza en profundidad correctamente.

Como cualquier paso en nuestro ritual de belleza todo tiene un orden, en la limpieza siempre recomendamos empezar por los OJOS. Esta parte del rostro es de las más delicadas y por lo tanto necesita un cuidado ‘especial’. Hay varios productos adecuados para ello pero recomendamos utilizar un desmaquillante bi-fase, esto quiere decir que se compone de dos fases: una acuosa y otra oleosa. La mayor ventaja de este tipo de desmaquillante respecto a desmaquillantes no bifásicos es que al llevar la solución oleosa arrastran con mayor rapidez el exceso de maquillaje y lo hacen de forma impoluta, lleves mucho o poco maquillaje en los ojos los deja absolutamente limpios e hidratados. Este tipo de desmaquillante lo puede utilizar cualquiera de nosotras, tengamos la piel mixta, grasa, normal o seca, debido a que la zona del contorno de los ojos es tan fina que casi siempre tiene tendencia a estar reseca, por lo que le aportamos una dosis de confort y de nutrición casi siempre necesaria. Si utilizáis este producto ya sabréis que hay que agitarlo bien hasta que la mezcla de ambas sustancias quede totalmente homogénea.

Y si este no os convence o utilizáis muy poco o nada de maquillaje en la zona de los ojos, con un desmaquillante no bifásico tenéis más que suficiente, pero recordad, utilizad siempre un desmaquillante destinado a esa zona del rostro, pues cualquier desmaquillante específico para el rostro suele ser agresivo para la finísima piel que envuelve el contorno de los ojos (hay limpiadoras específicas para rostro y ojos, esta sí sería apta). Si tienes la piel sensible no temas, los hay adecuados también para tu piel. Aprovecha además este desmaquillante si llevas labial, sobre todo si es fijo.

La forma correcta de utilizarlo sería aplicando el producto sobre un algodón desmaquillante (con una pequeña cantidad tendréis más que suficiente) y al llevárnoslo al rostro, dejarlo presionando levemente sobre el ojo unos segundos antes de retirar el exceso en sentido vertical (jamás realicéis movimientos de derecha a izquierda y viceversa, pues dañan las pestañas), siempre de arriba abajo y con delicadeza. Incido en la importancia de este gesto por la práctica generalizada que hay de limpiar con movimientos horizontales cuando esa acción no es buena para nuestras pestañas, pudiendo llegar a arrancar algunas de ellas.

Tras desmaquillar bien ojos y labios viene el turno del ROSTRO. En este punto, a pesar de que en todo caso se ha de realizar limpieza y tonicidad, todo depende, como hemos dicho antes, de tu tipología de piel. Si tu piel es seca lo que mejor se adecua a ti es una leche desmaquillante, o bien un jabón (si te resultan reconfortantes los limpiadores al agua) específico para piel seca. Si tienes una piel mixta/grasa seguramente acabes utilizando un gel  o jabón al agua, aunque hay leches específicas para este tipo de piel que son tan ligeras que crean una sensación de frescura y bienestar muy agradable. Si tu piel es lo que se considera una piel normal irá a gusto tuyo la textura que elijas porque vas a tener variedad donde elegir.

Debemos mencionar que aquí cuenta el hecho de haberse aplicado maquillaje o no haberlo hecho, pues si vamos maquilladas deberemos utilizar un desmaquillante en primer lugar, una limpiadora a continuación (aunque hay productos específicos que actúan como desmaquillantes y limpiadoras si no queremos utilizar varias cosas), y para terminar el tónico. Y hablando de utilizar varias cosas, ¿Qué opináis de las aguas micelares? Son una buenísima opción para esos horarios intempestivos que llevamos entre trabajo y ocio, pero como consejo nuestro, este todo en 1 que aunque de por sí hidrata y calma, se ha de acompañar igualmente de tónico a continuación, por la importancia que tiene este último de forma individual.

En lo que se refiere a la utilización de los cosméticos de limpieza, en primer lugar y tratando las texturas al agua, tenemos que humedecer (escasamente) el rostro antes de aplicar el producto. A continuación aplicaremos un poco de gel o jabón en las yemas de los dedos y emulsionaremos hasta que se haya creado una espuma jabonosa, momento en el que llevaremos el producto al rostro y limpiaremos realizando movimientos circulares a lo largo de nuestras mejillas y hasta la barbilla, y desde la barbilla hasta el lóbulo de la oreja en movimientos ascendentes de abajo arriba. En la zona de la nariz debemos realizar movimientos de arriba abajo y de fuera hacia dentro y viceversa para asegurarnos de que incidimos bien en las zonas más difíciles. La parte superior del rostro la limpiaremos de igual manera, realizando movimientos circulares e insistiendo en la zona T. Por último retiraremos el exceso de jabón con agua y secaremos a toquecitos el rostro, sin apretar la toalla contra nuestra piel. En este caso he puesto de ejemplo para realizar la limpieza las yemas de los dedos, pero como ya sabéis es ideal hacerlo con un cepillo facial adecuado para ello (publicaremos un post hablando sobre este sistema de limpieza más adelante, hay mucho que contar de él, no os lo perdáis, ¡va a ser muy interesante!). Y sí, puedes utilizarlo tengas la piel que tengas, ¡pues los hay de todas las maneras y colores!.

Y llegados aquí nos vemos obligados a decirlo: ¡STOP TOALLITAS DESMAQUILLANTES!. Hacednos caso cuando os decimos que no es la mejor opción para utilizar de forma habitual. Es la opción perfecta para ese día que has llegado súper tarde a casa del trabajo y no puedes más que echarte en el sofá, descalzarte y hacerte un moño a lo Amy Winehouse, o has salido de fiesta y digamos que las 5a.m. no es la hora más propicia para ponerte a desmaquillarte de la forma correcta… Vale. Pero para el resto de ocasiones siempre, ¡siempre!, nuestros productos de limpieza habituales.

Y para completar la limpieza del rostro vamos con el tónico. Esta loción de base acuosa se aplica después de la limpiadora con la finalidad de recuperar nuestro PH, que es, nada más y nada menos que nuestra capa protectora de la piel. Al utilizar la limpiadora, mediante esos movimientos circulares que realizamos para arrastrar maquillaje y toxinas, acabamos llevándonos consigo el PH de nuestra piel, dejándola desprotegida y expuesta. El tónico nos ayuda a reequilibrar ese PH tan necesario para que nuestra piel vuelva a su estado óptimo de protección. Respecto a la tipología, al igual que con la limpiadora, elegid uno adecuado a vuestro tipo de piel, pues os ayudará a hidratar, calmar y reducir y equilibrar el exceso de sebo a toda piel que le haga falta, incluso a exfoliar. Para todas aquellas que todavía no los hayáis descubierto, hay tónicos con acción exfoliante. Los hay, y son una maravilla. Se trata de lociones con micropartículas que exfolian de manera muy suave liberando la piel de impurezas y ayudan a deshacerse de las pieles muertas de forma más rápida. Como hemos dicho la exfoliación es muy suave, tan suave que nos permite utilizarlo 2 veces al día 24/7, lo que quiere decir que, siempre que tengamos una piel sana y sin granitos, deberemos exfoliarnos igualmente una o dos veces por semana con nuestro exfoliante habitual. Así que ya sabéis, informaos bien con vuestr@ dermatólog@ para elegir la opción que más convenga a vuestra piel.

La aplicación del tónico es de lo más sencilla y por el contrario, tenemos tendencia de alargarla más de lo necesario. Debemos, simplemente, humedecer un algodón desmaquillante (2-3 dosificaciones de producto) y realizar una única pasada por todo el rostro. C’est fini.

Por último pero no menos importante acabaríamos con la limpieza de CUELLO Y ESCOTE. No nos parece que forme parte de nuestro ritual pero deberíamos acostumbrarnos, pues casi siempre, y más todas aquellas que nos maquillamos, acabamos impregnando de color esta parte del cuerpo. Hay que limpiarla exactamente como limpiamos nuestro rostro, y más importante todavía, incluirla en nuestro tratamiento diario. Ya sabéis, ¡no queremos tener ni una arruga en el cuello tampoco!, ¿verdad? Pues a limpiar y poner cremita 😊

Así que manos a la obra, y ya sabéis, cualquier duda sobre el tema, ¡consultadnos!.

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